Esa fuerza que obstruye todos los senderos, “la mediocridad”, es una incapacidad de lo cualitativo. En la mediocridad no existe el sentido de las diferencias que permite distinguir entre lo malo que se observa, y lo mejor que se imagina.
De tanto nivelar hacia abajo; coacciona, doméstica, y genera complicidad por los intereses creados: una vez doblegados y obedientes, convierte en solidarios y uniformes, a la común vulgaridad.
En este tiempo de rebajamiento,...