Para Noel Willmett
18 de mayo de 1944
10ª Mortimer Crescent NW6
18 de mayo de 1944
10ª Mortimer Crescent NW6
Querido Sr. Willmett,
Muchas gracias por su
carta. Usted pregunta si el totalitarismo, la adoración al líder, etcétera,
están en ascenso y propone que aparentemente no están creciendo en este país ni
en Estados Unidos.
Debo decir que creo, o
temo, que, tomando al mundo en conjunto, estos
elementos se están expandiendo. Hitler, sin duda, desaparecerá pronto, pero
sólo a expensas del fortalecimiento de (a) Stalin, (b) los millonarios
anglo-americanos y (c) todas las clases de pequeños fuhrers como De Gaulle. Todos los movimientos nacionales en el
mundo, incluso los que se originan en resistencia a la dominación alemana, parecen tomar formas no democráticas, para
agruparse alrededor de un fuhrer superhumano (Hitler, Stalin, Salazar,
Franco, Gandhi, De Valera son varios ejemplos) y adoptar la teoría de que el fin justifica los medios. En todas
partes, el mundo se mueve hacia economías
centralizadas, las cuales pueden “trabajar” en un sentido económico pero
que no están organizadas en un sentido democrático y que tienden a establecer
un sistema de castas. A la par van los
horrores del nacionalismo emocional y la tendencia a desconfiar de la
existencia de la verdad objetiva porque todos los hechos tienden a encajar
con las palabras y profecías de un fuhrer infalible. Ahora la historia ha
dejado de existir, por ejemplo, no
existe tal cosa como una historia de nuestros tiempos que pueda ser aceptada
universalmente, y las ciencias exactas están en peligro debido a que la necesidad de los militares deja de mantener a la gente
dentro de los límites. Hitler puede decir que los judíos comenzaron la
guerra, y si sobrevive escribirá la
historia oficial. Él no puede decir que dos más dos son cinco, porque para
los fines de, digamos, la balística, tienen que ser cuatro. Pero si se realiza
el tipo de mundo al que le temo, un mundo de dos o tres superestados que son
incapaces de conquistarse el uno al otro, dos más dos podrían ser cinco si el
fuhrer así lo quisiera. Ésa, según veo, es la dirección en la que nos estamos
moviendo, y, por supuesto, el proceso es irreversible.
En cuanto a la inmunidad comparativa de Estados Unidos y Gran
Bretaña. Cualquier cosa que los pacifistas, etc., puedan decir, no nos
hemos vuelto totalitarios aún y este es un síntoma muy saludable. Creo
profundamente, como he explicado en mi libro El león y el unicornio y otros ensayos, en el pueblo
inglés y en su capacidad de centralizar su economía sin destruir su libertad en
el proceso. Pero uno debe recordar que Gran Bretaña y Estados Unidos no han
sido realmente puestos a prueba, no han conocido la derrota o el sufrimiento
extremo, y hay malos síntomas para equilibrar los buenos. Para empezar, tenemos la indiferencia general ante la
decadencia de la democracia. ¿Se da cuenta de que, por ejemplo, que nadie
en Inglaterra menor de 26 años ha votado y que hasta ahora nadie haya podido
ver a la gran masa de gente de esta edad a la que no le importa un carajo esto?
Luego, está el hecho de que los intelectuales son más totalitarios en
comparación con la gente normal. En conjunto, la intelligentsia inglesa se ha opuesto a Hitler, pero
sólo al precio de aceptar a Stalin. La mayoría de ellos están perfectamente
preparados para los métodos dictatoriales, policía secreta, falsificación
sistemática de la historia, etcétera, siempre y cuando no sientan que eso está
de “nuestro” lado. En efecto, la declaración de que no hemos tenido un
movimiento fascista en Inglaterra quiere decir que los jóvenes, en este
momento, están buscando a su fuhrer en otro lado. Uno no puede estar tan seguro
de que eso no cambiará; tampoco de que la gente común no pensará en diez años
como los intelectuales piensan ahora. Espero que no lo sean, confío en que no
lo sean, pero si es así, lo será al precio de un conflicto. Si uno simplemente
proclama que todo es en pos de lo mejor y no señala los siniestros síntomas,
uno sólo ayuda a la llegada del totalitarismo.
Usted también me pregunta si pienso que la tendencia del mundo
es hacia el fascismo, ¿por qué apoyo la guerra? Es una elección de males —Me
imagino que toda guerra es eso. Sé suficiente del imperialismo inglés para que
no me guste, pero lo preferiría antes de apoyar el nazismo o el imperialismo
japonés, como el mal menor. De manera similar, apoyaría a
la Unión Soviética contra Alemania porque creo que la Unión Soviética no puede
del todo escapar de su pasado y retiene suficientes ideas originales de la
Revolución para transformarla en un fenómeno un poco más esperanzador que la
Alemania Nazi. Yo pienso, y he pensado desde que la guerra comenzó, en 1936
aproximadamente, que nuestra causa es
mejor, pero que tenemos que mantenerla mejor, lo que involucra constante
criticismo.
Suyo sinceramente,
Geo Orwell
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