Somos perezosos, temperamentales, impulsivos, irresponsables, botarates, desorganizados, incultos e irrespetuosos de las leyes. En contrapartida nos atribuimos el ser generosos, hospitalarios, alegres, inteligentes y no explotadores (Montero; 1984, p.106)
60% de una muestra representativa nacional está de acuerdo con la afirmación “El venezolano es flojo por naturaleza” (Gaither; 1982, p.39)
¿Por qué no cambiamos?
Somos huérfanos de un proyecto de país. Siempre hemos sido gobernados a corto plazo y lo hemos aceptado. En el futuro siempre creamos la ilusión de desarrollo con planes y proyectos irrealizables, y el estado paternalista, bueno y dueño de todo, reparte los recursos a un pueblo débil y pedigüeño que siempre quiere más
Necesitamos inventar un proyecto que llegue más allá del próximo martes en la tarde…. (Alberto Rial en La Variable Independiente; 1997, p. 314-315)
No somos un país rico, a pesar de nuestros recursos, porque la gente no se está desarrollando ni prosperando.
¿Qué nos inmoviliza e impide cambiar?
Las quejas y las protestas de los sectores, grupos y personajes que se oponen al cambio: los empresarios enchufados que no quieren competir y aspiran a seguir trabajando ineficientemente y protegidos; los sindicatos que desean seguir haciéndole el juego al gobierno y a las influencias, en lugar de emprender el viaje hacia la capacitación y la excelencia; los clientes del gobierno que quieren seguir ganándose la vida agasajando funcionarios y preparando guisos; los caudillos estadales y municipales que pretenden gobernar indefinidamente, sin oposición ni disidencias; los manejadores del poder; los corruptos, en todas sus variantes; los incompetentes; los personajes que suspiran por un pasado fácil y estable; los que se han beneficiado de un sistema de selección que premia a los panas y se olvida de los que hacen su trabajo; los dirigentes que no tienen más activos personales que sus conexiones o su falta de escrúpulos; los demagogos, los indolentes, los controladores, los mandamás y muchos más que como observaras están listos para defender, con todas las armas a su alcance, el esquema bajo el cual han hecho su vida, sus privilegios o su fortuna, a costa de la sociedad y de los recursos de todos… (Alberto Rial en La Variable Independiente; 1997, p. 323)
Las quejas y las protestas de los sectores, grupos y personajes que se oponen al cambio: los empresarios enchufados que no quieren competir y aspiran a seguir trabajando ineficientemente y protegidos; los sindicatos que desean seguir haciéndole el juego al gobierno y a las influencias, en lugar de emprender el viaje hacia la capacitación y la excelencia; los clientes del gobierno que quieren seguir ganándose la vida agasajando funcionarios y preparando guisos; los caudillos estadales y municipales que pretenden gobernar indefinidamente, sin oposición ni disidencias; los manejadores del poder; los corruptos, en todas sus variantes; los incompetentes; los personajes que suspiran por un pasado fácil y estable; los que se han beneficiado de un sistema de selección que premia a los panas y se olvida de los que hacen su trabajo; los dirigentes que no tienen más activos personales que sus conexiones o su falta de escrúpulos; los demagogos, los indolentes, los controladores, los mandamás y muchos más que como observaras están listos para defender, con todas las armas a su alcance, el esquema bajo el cual han hecho su vida, sus privilegios o su fortuna, a costa de la sociedad y de los recursos de todos… (Alberto Rial en La Variable Independiente; 1997, p. 323)