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jueves, 20 de diciembre de 2012

TOLERANCIA Y RESPONSABILIDAD INTELECTUAL / KARL POPPER

(Robado de Jenófanes y de Voltaire) / Karl Popper

Me han pedido que repita aquí hoy una conferencia que ofrecí en Tübingen, sobre el tema «Tolerancia y responsabilidad intelectual». La conferencia está dedicada a la memoria de Leopold Lucas, un estudioso, historiador, hombre de tolerancia y humanidad que llegó a ser víctima de intolerancia e inhumanidad. 

En diciembre de 1942, a los setenta años de edad, el doctor Leopold Lucas y su esposa fueron internados en el campo de concentración de Theresienstadt, donde ofició de rabino, una tarea inmensamente difícil. El doctor Lucas falleció allí diez meses después. Dora Lucas, su esposa, estuvo recluida en Theresienstadt otros trece meses, pero pudo trabajar de enfermera. En octubre de 1944 fue deportada a Polonia, junto a otros 18.000 presos. Allí fue ejecutada. 

Fue un destino terrible, y fue el destino de innumerables seres humanos; personas que amaban a otras personas, que intentaban ayudar a los demás; que eran queridas por otras personas y a las que otros intentaron ayudar. Pertenecían a familias que fueron desmembradas, destruidas y exterminadas. 

No es mi intención hablar aquí de estos pavorosos acontecimientos. Todo lo que uno pueda intentar decir –o incluso pensar— parece siempre un intento por empequeñecer unos hechos difíciles de imaginar.

jueves, 13 de diciembre de 2012

COMO GÓMEZ LE DA EL GOLPE A CASTRO / Rafael Gallegos Ortiz


Castro se enferma nuevamente. Otra vez el riñón le está supurando. En Buena parte es el precio de la adulación. De los interminables banquetes y saraos de sus cortesanos. Hace pocos días decía en Capacho la ancianita Jóvita Ramírez: "conocí mucho a don Cipriano y a toda su familia, le lucía mucho la barbita". Ah!, y Ña Anita Cardozo Patino —con más de cien años a cuestas— nos ratifica la semblanza capachera de Castro: "... yo fui lavandera de la casa de don Carmelito, así como también de doña Nieves Castro de Parra. . . allí conocí a don Cipriano, era chiquito pero valiente... y bien enamorao... con los ojotes negros que tenía y la barbita, todas las mujeres se enamoraban del...". Diez años después, ya la barba estaba canosa y destemplada. Su mujer doña Zoila había tenido razón: "...lo van a matar con tantas parrandas. . . yo siempre le he dicho que no se deje tumbar así... '.", El cenáculo restaurador se instala en Macuto. Allí están los jerarcas más sobresa­lientes de la Causa. Castro se debate entre la vida y la muerte. Comienza otra conjura. Los doctores Juan Iturbe y Rafael Revenga —pariente de Ignacio Andrade— ha­blan de una fístula que le une la vejiga con el intestino. Hay urgente junta médica para tomar providencias. Están también los doctores Pablo Acosta Ortiz, David Lobo, José Antonio Baldó, Adolfo Bueno, Lino Arturo Clemen­te. Se decide operar de inmediato al Presidente. Revenga lleva el bisturí. Ante la gravedad del enfermo, los caudi­llos llevan las apetencias y afilan los cuchillos. Los lla­mados "castristas" se preparan nuevamente para cobrar la herencia del poder, al lado de Linares Alcántara. La vieja guardia lo hace junto Gómez. Algunos afirman que en el testamento de don Cipriano, se deja el machete a Linares y la vaina a Gómez. Lo contrario de cuanto antes se comentaba en La Victoria. Contra todas las predicciones, parece que otra vez el enfermo empieza a recuperarse. Don Juan Vicente no lo ha desamparado. Junto a doña Zoila ha pasado muchas noches de desvelo y los dos han llorado por la enfermedad de El Cabito. No lo abandona un momento. Sabe cómo explotar las flaquezas físicas del Compadre. Ante tanta abnegación —"y el recuerdo de los vagamundos que hacían mujerear y beber tanto a Cipriano"— doña Zoila se convierte en su mejor aliada. Dicen que tenían hasta negocios juntos. La otra aliada es la salud de Castro, terca en hacer crisis. Pese a la operación y al optimismo inicial, los. médicos determinan que deben verlo especialistas de Francia o Alemania. Después que el cirujano Israel se niega a venir a Venezuela —conmovido por la propaganda de que los salvajes venezolanos lo matarían si la operación salía mal— se dispone que don Cipriano vaya con urgencia a Berlín. En todo aquello estaba metida la mano de las "grandes potencias". La hermana, Nieves Castro —casada con Evaristo Parra— le envía desde Capacho un adivino telegrama: "Me alegro que te vayas a curar, pero sería preferible que esperases y meditases un poco por el mal tiempo y demás yerbas". Para doña Nieves, la yerba mala era Juan Vicente. "Yo no creo en ese hombre, nunca mira de frente". Ya aquella premonición importa poco. Gómez ha logrado fortalecerse. Los "pucheros" le han servido de mucho. Cuando Castro lo "sorprende" con el anuncio del viaje —ya estaba enterado por la indiscreción de doña Zoila— y le pide la opinión sobre esa determinación de ir a Alemania, Gómez no titubea. "¿Y todavía me lo pregunta, Compadre? ¿Qué voy a decir yo?, pues que por su salud iremos a donde sea preciso. Y digo iremos porque usted no viajará solo; no me alcanza el corazón para tanto, yo iré con usted. . .". Las palabras de Gómez conmovieron a Castro. El Presidente rechazó la idea del viaje conjunto. "Le estimo en lo mucho que vale su generosidad, Compadre, pero no es posible su viaje. Usted tiene que asumir la Presidencia en mi lugar, no sólo por el hecho de correspondería legalmente, sino por algo más obligante aun, como es la sincera amistad que nos ha unido siempre y por ser la persona de mi mayor confianza". Así es la vida, comenta Gómez, "¡tantas calamidades juntas”. Por un lado la pena de dejar ir solo al Compadre, y por el otro, la carga tan pesada que me deja encima!..". Es lanzada otra proclama al país. En vibrante documento de despedida, el Presidente Castro dice a los venezolanos: "Circunstancias especiales me obligan hoy, por breves días, a partir para Europa. . . Constitucionalmente queda encargado de la Presidencia el Primer Vice Presidente, General Juan Vicente Gómez. Rodeadlo y prestadle vuestra colaboración en el desempeño de su alta misión, como si fuera yo mismo, y habréis Cumplido con vuestro deber". Abrazos y hasta una que otra lágrima. La despedida —la última despedida de los Compadres— se lleva a cabo en el Zig Zag, pequeño sitio en que se encuentran los trenes de Caracas y La Guaira. Esto sucede, el martes 24 de noviembre de 1908. "Martes ni cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes". La recomendación final: "ahí les dejo a Juan Vicente, que es como si fuera yo mismo". Ya la cosa está lista. "Cuidao con un desmando. . .". Desde Campano un emocionado telegrama al Compadre: "Acabo de llegar a este pedazo de tierra, de mi patria amada. El vapor muy bueno, ni aun el mareo lo hemos sentido. Mar serena y tranquila como un lago. Buen presagio. Lo abraza su amigo Cipriano Castro". Apenas El Cabito había puesto sus pies en el vapor "Guadalupe", los grupos empiezan a hacer presión sobre Gómez. En primer lugar los intereses extranjeros, para quienes don Cipriano era un estorbo insoportable. También los descontentos. Y hasta los grupos irreflexivos y aventureros, ávidos de un cambio sin sopesar las consecuencias. ¡Los segundones de la revuelta armada! Seguir siempre tras un hombre a caballo. Tenía razón Nieves Parra. Gómez estaba conspirando desde antes del viaje. "Es una bestia herida con la befa de la aclamación". Exiliados cómo el Mocho Hernández, Arístides Telleria, Larrazábal, Nicolás Rolando, han establecido contactos. Domingo Castillo —el autor de "Memorias de Mano Lobo"— a su regreso de Curazao, fue portador de cartas de José Manuel Hernández para Gómez y Leopoldo Batista. Las Cancillerías de Washington y La Haya, afirman que es la hora oportuna para salir de Castro. El doce de diciembre de aquel 1908, un barco holandés —con el propósito de agravar los problemas y "adecuar" el escenario— entra a La Guaira en actitud de ataque. Ya ha capturado algunos barquichuelos de nuestra flota. El crucero "Gelderland", aprehende al Guardacostas Alexis frente a Tucacas. La acción holandesa -—no es descartable que bajo previo acuerdo— es oportunamente aprovechada por los comprometidos. Se invoca el espíritu patriótico para protestar por el atropello extranjero. Los estudiantes de la Universidad Central invitan al "pueblo de Caracas para una manifestación política que se realizará hoy a las 4 p.m. en la Plaza Bolívar, para protestar contra la violación cometida por Holanda en aguas venezolanas". El 13 se realiza la manifestación. Elías Toro es el principal orador. Román Delgado Chalbaud, Leopoldo Baptista, Elíseo Sarmiento, el mismo Toro, no piensan -en Holanda sino en echar a Castro. Coinciden los invasores y los invadidos. Cuando ya ha comenzado la concentración pública, Gómez se desplaza desde El Paraíso a la Casa Amarilla, frente a la Plaza Bolívar. La multitud —la misma multitud en la- misma plaza— lo recibe con ensordecedoras aclamaciones. Nadie se acuerda ya de los infantes holandeses. "¡Viva Gómez, muera Castro". Se repite la historia sobre el cuero seco de la insensatez ' política. A la hora de cobrar, el país queda en último puesto. No hay un solo conjurado que corra a sacar a los holandeses del Puerto de La Guaira, ni a denunciar la conspiración internacional. La carrera —que es dirigida, entre otros, por José Rosario García, Eduardo Gaicano, Manuel Díaz Rodríguez— tiene como objetivos de guerra, destruir la imprenta oficial, la botica y la lavandería de Enrique Thielen —casado con Florinda, una hija de Tello Mendoza— y hasta la casa de una de las amantes de Castro. Así se protestaba contra el país de la catirota Reina Guillermina. El día 14 de diciembre, el incauto doctor Pedro María Cárdenas, Gobernador de Caracas, "ante la gravedad de los acontecimientos", suspende las garantías y declara la Ley Marcial. ¡Tanto Cárdenas, como su Secretario Adrián Arreaza, eran dignos del limbo! Mientras tanto Gómez —por intermedio del Ministro de Guerra— ha dispuesto organizar dos batallones de infantería "supernumerarios", bajo los nombres de Guaicaipuro y Miranda. Al frente de los mismos, colocó a los generales Parminio Ortiz y Manuel Cabrices —hombres de su total confianza— ya que su propósito era enfrentarlos a los cuarteles de Mamey y de San Carlos, si se hacía necesario, pues éstos estaban en manos del coronel Juan de Dios Ángulo y el general Maximiano Casanova, adictos a Cipriano Castro. El 15 de diciembre —cuando su deber era enfrentarse a Holanda— Gómez se quita la careta y oficializa su "plegaria" a los Estados Unidos. El 20 de junio del mismo 1908, Castro había roto relaciones con Norteamérica. Ese día Jacob Sleeper —el Encargado de Negocios ad ínterin— había cerrado la Legación Norteamericana y puesto los archivos en manos del Ministro de Brasil. Ahora —seis meses después— el tantas veces llamado por sus adulantes "nacionalista Gómez", ordena a su canciller José de Jesús Paúl, que pida al señor Luis Rodríguez de Lorena Ferreira, el representante brasilero, una "acción inmediata de los Estados Unidos". La diplomacia brasilera siempre ha estado a la orden del imperialismo y su telegrama al Departamento de Estado no se hace esperar: "Reacción contra el general Castro iniciada. Ministro Exterior me requirió hacer constar gobierno americano voluntad Presidente Gómez ultimar satisfactoriamente todas las cuestiones internacionales. Halla conveniente presencia nave guerra norteamericana La Guaira previsión acontecimiento". La "sugestión" omite la espera. El State Department no sólo envió un barco, sino cuatro. Los barcos North Carolina, Moines, Des Moines y Dolphin —al mando del almirante Buchanam— "arrullan" la cuna de Juan Vicente Gómez. El Dolphin permanecerá anclado, en La Guaira durante nueve meses: desde el 24 de diciembre de 1908, hasta el 20 de octubre de 1909. 

Los acontecimientos van adquiriendo el giro previsto. Gómez ha ido tomando posiciones. Es interceptado —o inventado—'- un cablegrama de Castro para el Gobernador de Caracas —Pedro María Cárdenas— en el que se recuerda que "la culebra se mata por la cabeza". ¿Quién es la culebra? Gómez interpreta aquello como la orden de su asesinato. El pretexto es extraordinario. La noche del 18 de diciembre, don Juan Vicente se decide definitivamente a actuar. Ese mismo día, Castro había sido hospitalizado en Berlín. La madrugada del 19 —acompañado de Aquiles Iturbe, Félix Galavís, Elíseo Sarmiento, Delgado Chalbaud, Jiménez Rebolledo, Francisco Linares Alcántara, Leopoldo Baptista— el sucesor hizo presos a los jefes militares castristas de los Cuarteles de Mamey y San Carlos. Después va a la Casa Amarilla. Allí se iba a celebrar una reunión de Gabinete. Cuando los generales Pedro María Cárdenas y Casanova, van a subir al segundo piso, se les da la voz de arresto. Hubo un forcejeo. "No se encime que lo coso a tiros". Las declaraciones del policía Francisco Hernández, constituyen un elocuente testimonio: "el 19 de diciembre último, como a las nueve de la mañana,, entró a la Casa Amarilla el General Juan Vicente Gómez y se dirigió a uno de los salones de la planta bajo y lo empujó fuertemente, notándole yo que ya estaba alterado. Luego se dirigió a algunos de sus Oficiales que se encontraban allí, que esperaran sus órdenes y se dirigió a los salones de arriba, de donde le oí decir: "Me iban a matar, vagabundos, ustedes están presos", esto en medio de un gran ruido que había arriba. Oyendo esto, tanto yo como los otros números que estábamos allí de guardia, nos apresuramos a armarnos para resguardar, como era nuestro deber y en ese gran conflicto, la vida del Jefe de la Nación. Luego vi que bajaban presos al General Pedro María Cárdenas, Doctor López Baralt, Doctor Garbiras Guzmán, Julio H. Bermúdez, y por último, Maximiano Casanova, Jefe del Batallón Urdaneta. . .". El 20 de diciembre de 1908, Gómez dirige su alocución para dar cuenta de los hechos: ". . .mis mejores intenciones y deseos han encontrado, desgraciadamente, un inexplicable obstáculo en algunos pocos ciudadanos que, llamándose íntimos amigos del General Cipriano Castro, no sólo se han atravesado en el camino de mis deberes legales, sino que han bajado al antro de la conjuración y fraguado contra mi vida el plan diabólico que 'hice abortar en la mañana de ayer, enfrentándome a los mismos conjurados y reduciéndolos a prisión. . .".'Linares —el mismo que prometía matar a su padre por defender a Castro— ha pactado con Gómez. Ahora es Ministro de Relaciones Interiores. Es posible que ya estuviera enamorando a la "niña" Regina. "Quería ser cuñado de Juan Vicente". Los adoradores de la "Jerusalem bendita" de la Restauración, han perdido la memoria. El golpe está consumado. La alocución lanzada al país pide y reclama "a todos los círculos políticos su apoyo moral y material, para que el acierto sea completo y universales los beneficios". Ese apoyo se hace presente de inmediato. Los mismos que hacían antesala en Villa Zoila, empiezan a congraciarse con las queridas de Gómez. El General Gómez es el único. El enviado de los dioses. Los intelectuales al estilo de Gil Fortoul, González Guiñan, Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Coll, las mesadas de Teresa de la Parra, ayudan a legalizar el régimen naciente. Y las fuerzas vivas —tan vivas— cuando ya estaban seguras que Castro había salido del Palacio por la puerta del frente, empiezan a entrar por la puerta de atrás. Sólo defienden a don Cipriano, su hijo Manuel Felipe Torres, por allá en Macuro y el doctor Luciano Mendible en Calabozo. El primero era Gobernador del Territorio Cristóbal Colón y después de resistir, huye a Trinidad. Y Mendible como Presidente Constitucional del Estado Guárico, se arma con las fuerzas de la Policía y la Guardia de la Cárcel y luego asalta el Cuartel. En la refriega muere el general Juan José Briceño, jefe de las tropas gomecístas. Pero a la larga, Mendible se ve obligado a tomar la vía-de Arauca para refugiarse en Colombia. En la primera reunión de gabinete, el novel Presidente dice amenazante: "aquí estoy por mi propio esfuerzo y por haber sabido esperar". Las grandes potencias se encargan de ensalzar al mandatario. La Venezuela rural quedó atrás. Inaugurábamos el sistema de los presta nombres al imperialismo. Se multiplicaron los "yes man". Gómez sería el sirviente a quien después armaron de un machete para que les cuidara el petróleo. La misma satisfacción del latifundista con el caporal agresivo. Cachorros que a veces son capaces de morder, de perseguir, de matar. Pueden brindar la imagen de que mandan, pero simplemente son cobras domesticadas ante el poder de los verdaderos amos. Gómez encarna la antítesis de Castro. Le entrega el país a las empresas petroleras. Abre las piernas con baratura de ramera. Mientras El Cabito vino a ser el fruto del café y la expresión nacionalista y bravucona de Los Andes, Gómez fue el típico subproducto tropical de los imperialismos.
Rafael Gallegos Ortiz

jueves, 6 de diciembre de 2012

Bendiciones a Hugo Chávez / Andrés Oppenheimer

El éxodo de talento venezolano hacia EEUU se ha agudizado durante el mandato de Chávez, una tragedia para Venezuela. Pero para Estados Unidos, este grupo de inmigrantes altamente preparados es una bendición. 

Cuando el municipio de Doral entró en la historia la semana pasada al convertirse en la primera ciudad de Florida que elige a un alcalde venezolano  mi primera reacción fue correr a mi página de Twitter para difundir la noticia y agregarle un comentario jocoso: ¡Gracias, Hugo! 

Así como Florida debería estar eternamente agra­decida al dictador cubano Fidel Castro, por las decenas de miles de profesionales que escaparon a Miami después de la revolución cubana de 1959, las autoridades de Florida deberían levantar una estatua al presidente venezolano Hugo Chávez por haber ahuyentado a una parte de la clase media venezolana que se ha venido a Florida durante la última década. 

Se estima que hay alrededor de 244.000 venezo­lanos viviendo en Estados Unidos, más del doble de los 91.000 que vivían en el país en 2000, un año después de que Chávez asumió la presidencia, se­gún cifras de la Oficina del Censo de Estados Unidos. Doral, en la zona del gran Miami, tiene la mayor concentración de venezolanos en Estados Unidos, lo que ha llevado a muchos de sus residentes a llamarla, en broma, "Doralzuela". 

Tal vez más interesante aún, la mayoría de los venezolanos que residen en Estados Unidos tienen altos niveles de estudios. Entre los residentes venezolano-estadounidenses entre 25 y 34 años, casi el 57% tiene títulos de licenciatura o de maestría, un porcentaje mucho mayor que el promedio nacional estadounidense, según las cifras del Censo de 2010. Irónicamente, aunque actualmente no hay ni una universidad venezolana entre las mejores 400 universidades del mundo del ranking del Suplemento de Educación Superior del Times (THE), un académico venezolano –Rafael Reif- fue designado hace pocos meses presidente del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), una de las cinco universidades que encabezan ese ranking mundial. Otros enseñan en Harvard, Columbia y otras de las mejores universi­dades del país 

El éxodo de decenas de miles de venezolanos de clase media durante los últimos años también ha sido una bendición para la industria inmobiliaria de Florida, donde los venezolanos han estado entre los principales compradores de viviendas después de la crisis de 2008. 

No es sorprendente que en un artículo reciente del Miami Herald se citara a Philip Spiegelman, directivo de una firma que vende condominios en Miami, dicien­do que el chiste del momento entre los asistentes a un congreso inmobiliario celebrado el 15 de noviembre en Miami era que Chávez debía ser designado "Vendedor del Año", debido a la enorme cantidad de venezolanos que han comprado propiedades en Miami en 2012. 

En una entrevista telefónica, el nuevo alcalde de Doral, Luigi Boria, me dijo que los venezolanos cons­tituyen alrededor del 22% de los residentes de la ciudad. Boria, dueño de una empresa exportadora de computadoras, se mudó a Florida en 1989, pero la mayoría de los residentes venezolanos de Doral han llegado a la ciudad en fechas más recientes. "Han venido aquí por la persecución, el miedo y la inseguridad que sienten en Venezuela", me dijo Boria. "Y es probable que vengan muchos más". Miles de otros venezolanos de clase media se han ido a Panamá, Colombia y otros países latinoa­mericanos, donde la diáspora venezolana aumenta cada día. Hay al menos 97.000 venezolanos viviendo en España, 37.000 en Italia y 36.000 en Portugal, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con sede en París. 

En buena parte por la huida de los ejecutivos y los ingenieros petroleros de Venezuela, la producción de petróleo venezolano se ha desplomado desde los 3,4 millones de barriles diarios en el momento en que Chávez asumió la presidencia a alrededor de 2,5 millones en la actualidad, según estimaciones inde­pendientes. De manera semejante a lo que ocurrió con la industria azucarera cubana después de la revolución de 1959, la industria petrolera de Vene­zuela ha sido diezmada por la emigración de profe­sionales que no han podido ser reemplazados por la decadencia general de los niveles educativos. 

Mi opinión: la fiesta populista de Venezuela -que le ha permitido a Chávez ser reelecto tras usar la bonanza petrolera del país para dar subsidios en efectivo a millones de personas, al tiempo que destruyó la base industrial del país- ha dado lugar a un éxodo masivo que afectará a Venezuela por muchos años. 

Para Venezuela, eso es una tragedia. Pero para Estados Unidos y otros países que están recibiendo estos grupos de inmigrantes altamente preparados, es una bendición. El presidente Obama podría aprovechar la elec­ción de Boria para enviarle a Chávez una calurosa nota de agradecimiento. 

Información /El Nuevo País / Martes 04 de Diciembre de 2012-73

sábado, 1 de diciembre de 2012

Desorden fiscal y corrupción administrativa


En Venezuela todos los caudillos han visto las arcas públicas como el surtidor de donde obtendrán la recompensa material por la conquista del poder. Invariablemente las aspiraciones a la presidencia de la República estuvieron asociadas a esta idea y siempre tal asociación se ha hecho realidad evidente, constituyéndose en un estímulo más en las ambiciones de cuantos se han lanzado a la lucha cívica o a la rebeldía armada para salvar la patria de los males que en cada oportunidad la afligían, fueran éstos reales o imaginarios, y para los cuales todo pretendiente tenía la solución adecuada y estaba dispuesto a llegar basta al holocausto de su vida por alcanzar la sagrada oportunidad de demostrar su patriótica vocación de servicio público, de darse entero por la causa que profesaba en bien de sus compatriotas. Y como el ejercicio del poder caudillista fue atributo personal del elegido y de una reducida camarilla que lo rodeaba, nada más fácil que convertir a Venezuela en su hacienda particular, bien bajo las formas finas y afrancesadas que le imprimiera Antonio Guzmán Blanco a su paso por la jefatura del Estado o los rústicos modales de cualquier conductor afortunado de montoneras que llegase a Caracas a ilustrarse, gobernar y pecular, hasta la extrema apropiación del país puesta en práctica posteriormente por la dictadura de Juan Vicente Gómez. 

Ese fue el módulo dé comportamiento Habitual de los gobernantes venezolanos en el período que estamos estudiando; él se basó en antecedentes que le dieron origen y legó sus métodos a Cipriano Castro (o a los segundones que lo rodeaban, de quienes éste los aprendería), para pasar a perfeccionarse en los manejos de Gómez, su familia y favoritos. 

Pero el jefe del Estado no podía apropiarse solo de los recursos nacionales. Para ello necesitaba cómplices en los cargos administrativos claves, comenzando por el Ministerio de Hacienda y continuando la línea descendente —en un país cuyos ingresos públicos fundamentales eran aduaneros— por las administraciones de aduanas que eran otorgadas casi siempre en comandita a compadres y correligionarios de confianza, y menos a opositores a quienes a veces convenía aquietar —y se dejaban— con alguna prebenda comprometedora. Es decir, que desde la más alta magistratura se instalaba un sistema de corrupción administrativa para saquear el erario público. El mismo descendía en forma vertical hasta los niveles de Aduanas para desde allí extenderse horizontalmente y regresar hacia arriba con sus productos, los cuales dispensaban incesante cantidad de riquezas difícilmente cuantificables en cualquier momento, que convertía en hombres de fortuna a muchos sacrificados ciudadanos que abandonaban su tranquilidad para servir a la nación.21 

Antes asentamos que resulta muy difícil cuantificar el aprovechamiento económico con que los gobernantes enriquecen su patrimonio personal. -Por regla general a los ladrones de la hacienda pública en Venezuela no los sancionan las leyes ni la sociedad; sólo son sancionados por la historia cuando ha transcurrido tanto tiempo de los hechos que se les imputan, que los juicios históricos ruedan sin efecto por sobre la epidermis de los descendientes de aquellos patriotas, lavadas de culpa y suavizadas por la bondadosa unción del dinero. Y cuantas veces se ha intentado incoar acciones —o han sido llevadas a la práctica— contra los peculadores, tales iniciativas tuvieron un fondo eminentemente político arropado bajo el manto de procedimientos administrativos. 

Por eso, los trabajos históricos se han limitado a consignar hechos que más bien son indicadores del estado de cosas imperante, como el que nos entrega Mariano Picón-Salas de una supuesta conversación de Cipriano Castro cuando en octubre de 1899 se ocupaba en las urgencias de estructurar su primer gabinete. Cuenta el autor que Castro se dirigió al antiguo posadero de sus anteriores viajes a Caracas —Rendiles—, pidiéndole que como conocedor de los capitalistas de esta ciudad le recomendara uno para ministro de Hacienda. En esa conversación terció el anfitrión valenciano de Castro, Ramón Tello Mendoza: 

—"Yo no creo, general... que usted necesite de ninguno de esos «chivatos». A usted le hace falta como Ministro un amigo suyo, ante quien usted no se ruborice cuando quiera pedirle 'cien mil pesos". — [Castro]. .. "mira entonces fijamente a Tello Mendoza como en signo de complicidad. ¡Este hombre halagador y dócil será, precisamente, su Ministro de Hacienda"...22 

De este personaje dice Domingo Alberto Rangel: 

. . .Tello Mendoza... es uno de los productos acabados de la época. Ladrón sin fronteras, parrandero de noches en redondo, negociante de bienes y de conciencias, chorrea riquezas y tiene conexiones con el mundo de las clases dominantes de la época a las cuales ha cortejado y servido hasta el límite de su moral siempre elástica... No hay vicio ni desvergüenza que no se haya cocinado en los salones valencianos de Tello Mendoza. El ojo acertado de este capitán de corruptelas descubre pronto que la armazón ideológica y la moral política, aparentemente incorruptibles, del Restaurador, tiene sus flancos débiles....23 

Y Enrique Bernardo Núñez, refiriéndose a los ejercicios previos a la "Libertadora" de 1902, dice: 

…El desorden fiscal ha ido en aumento en los últimos años. Todos los apetitos, las ambiciones, los odios, están tensos y en acecho. Venezuela 'ha venido a ser el botín de los hombres de presa....24 

La venezolana era una hacienda pública menguada y menguante, el Fisco de un país casi sin caminos, sin asistencia pública hospitalaria ni saneamiento ambiental, con una inversión ínfima en educación, agobiado por el enorme peso de una deuda pública contraída y gastada alegremente; esa hacienda, sin embargo, podía proveer a la satisfacción de las demandas de la rapiña gobernante. Poco importaba que los urgentes reclamos del servicio público quedaran preteridos si los prohombres del régimen obtenían sus correspondientes beneficios. Nemecio Parada suministra un testimonio indirecto de la forma como se pagaba a los servidores de la causa, el que queremos utilizar como muestra elocuente: Cuando relata las incidencias del regreso a casa de su hermano Abraham después de acompañar a Castro en la campaña que lo llevó al poder, dice que cuando aquél manifestó al caudillo el deseo de volverse a su tierra, éste le habría ordenado: "...Haz un recibo por la cantidad que quieras, para que te sea pagado enseguida. . .".25 

Por todas esas razones, consideramos que la corrupción administrativa era componente de primer orden en la gestión gubernativa y el desorden fiscal su caldo de cultivo, su condición más acabada. Opinamos que como antecedentes de la administración pública venezolana del siglo XX, puede ser calificada de tradición nacional.

21. Recientemente se refería al problema un destacado político dirigente del partido de gobierno (período 1974-1979) al emitir sus opiniones en torno al actual debate sobre la corrupción administrativa, expresándose en los siguientes términos: "Desde que nació la República, antes de nacer la República, se ha hablado de la corrupción administrativa. La Historia está salpicada de asaltos y delitos contra la cosa pública. Los dineros y las influencias del Estado han sido una inmensa piscina donde han nadado hasta el hartazgo los prevaricadores de todos los tiempos"... El párrafo concluye con una cita de El Quijote atribuida por el autor a Rómulo Betancourt, en relación a la cual hace una oportuna salvedad posterior, diríamos que un poco como curándose en salud con respecto al actual período de gobierno. Esta es la cita: . . .«El administrador que administra y el enfermo que se enjuaga, algo traga». . .
Carlos   Canache  Mata,  La  inmoralidad administrativa.   En  el   diario El Nacional,  Caracas,  16-8-1975, p. A-4.
22. Mariano Picón-Salas, Los días de Cipriano Castro, p. 74.
23. Domingo Alberto Rangel, op. cit., p. 105.
24. Enrique Bernardo Núñez, El hombre de la levista gris, p. 9-


Manuel Rodriguez Campos/Venezuela 1902: la crisis fiscal y el bloqueo/1983

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