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jueves, 6 de diciembre de 2012

Bendiciones a Hugo Chávez / Andrés Oppenheimer

El éxodo de talento venezolano hacia EEUU se ha agudizado durante el mandato de Chávez, una tragedia para Venezuela. Pero para Estados Unidos, este grupo de inmigrantes altamente preparados es una bendición. 

Cuando el municipio de Doral entró en la historia la semana pasada al convertirse en la primera ciudad de Florida que elige a un alcalde venezolano  mi primera reacción fue correr a mi página de Twitter para difundir la noticia y agregarle un comentario jocoso: ¡Gracias, Hugo! 

Así como Florida debería estar eternamente agra­decida al dictador cubano Fidel Castro, por las decenas de miles de profesionales que escaparon a Miami después de la revolución cubana de 1959, las autoridades de Florida deberían levantar una estatua al presidente venezolano Hugo Chávez por haber ahuyentado a una parte de la clase media venezolana que se ha venido a Florida durante la última década. 

Se estima que hay alrededor de 244.000 venezo­lanos viviendo en Estados Unidos, más del doble de los 91.000 que vivían en el país en 2000, un año después de que Chávez asumió la presidencia, se­gún cifras de la Oficina del Censo de Estados Unidos. Doral, en la zona del gran Miami, tiene la mayor concentración de venezolanos en Estados Unidos, lo que ha llevado a muchos de sus residentes a llamarla, en broma, "Doralzuela". 

Tal vez más interesante aún, la mayoría de los venezolanos que residen en Estados Unidos tienen altos niveles de estudios. Entre los residentes venezolano-estadounidenses entre 25 y 34 años, casi el 57% tiene títulos de licenciatura o de maestría, un porcentaje mucho mayor que el promedio nacional estadounidense, según las cifras del Censo de 2010. Irónicamente, aunque actualmente no hay ni una universidad venezolana entre las mejores 400 universidades del mundo del ranking del Suplemento de Educación Superior del Times (THE), un académico venezolano –Rafael Reif- fue designado hace pocos meses presidente del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), una de las cinco universidades que encabezan ese ranking mundial. Otros enseñan en Harvard, Columbia y otras de las mejores universi­dades del país 

El éxodo de decenas de miles de venezolanos de clase media durante los últimos años también ha sido una bendición para la industria inmobiliaria de Florida, donde los venezolanos han estado entre los principales compradores de viviendas después de la crisis de 2008. 

No es sorprendente que en un artículo reciente del Miami Herald se citara a Philip Spiegelman, directivo de una firma que vende condominios en Miami, dicien­do que el chiste del momento entre los asistentes a un congreso inmobiliario celebrado el 15 de noviembre en Miami era que Chávez debía ser designado "Vendedor del Año", debido a la enorme cantidad de venezolanos que han comprado propiedades en Miami en 2012. 

En una entrevista telefónica, el nuevo alcalde de Doral, Luigi Boria, me dijo que los venezolanos cons­tituyen alrededor del 22% de los residentes de la ciudad. Boria, dueño de una empresa exportadora de computadoras, se mudó a Florida en 1989, pero la mayoría de los residentes venezolanos de Doral han llegado a la ciudad en fechas más recientes. "Han venido aquí por la persecución, el miedo y la inseguridad que sienten en Venezuela", me dijo Boria. "Y es probable que vengan muchos más". Miles de otros venezolanos de clase media se han ido a Panamá, Colombia y otros países latinoa­mericanos, donde la diáspora venezolana aumenta cada día. Hay al menos 97.000 venezolanos viviendo en España, 37.000 en Italia y 36.000 en Portugal, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con sede en París. 

En buena parte por la huida de los ejecutivos y los ingenieros petroleros de Venezuela, la producción de petróleo venezolano se ha desplomado desde los 3,4 millones de barriles diarios en el momento en que Chávez asumió la presidencia a alrededor de 2,5 millones en la actualidad, según estimaciones inde­pendientes. De manera semejante a lo que ocurrió con la industria azucarera cubana después de la revolución de 1959, la industria petrolera de Vene­zuela ha sido diezmada por la emigración de profe­sionales que no han podido ser reemplazados por la decadencia general de los niveles educativos. 

Mi opinión: la fiesta populista de Venezuela -que le ha permitido a Chávez ser reelecto tras usar la bonanza petrolera del país para dar subsidios en efectivo a millones de personas, al tiempo que destruyó la base industrial del país- ha dado lugar a un éxodo masivo que afectará a Venezuela por muchos años. 

Para Venezuela, eso es una tragedia. Pero para Estados Unidos y otros países que están recibiendo estos grupos de inmigrantes altamente preparados, es una bendición. El presidente Obama podría aprovechar la elec­ción de Boria para enviarle a Chávez una calurosa nota de agradecimiento. 

Información /El Nuevo País / Martes 04 de Diciembre de 2012-73

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