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jueves, 26 de abril de 2012

SENTIDO Y PORVENIR DEL ESTADO LIBERAL / AUGUSTO MIJARES / 1938


Para las «izquierdas» liberales no se podía obtener la renovación social sin romper totalmente con el pasado, armar las masas, entregarle todo el poder al pueblo y rehacer el Estado bajo el imperio de leyes radicales, que limitaran sin contemplaciones el poder público y aseguraran la renovación popular de todos los depositarios. 
Para las «derechas» monárquicas ese programa conduciría fatalmente a la demagogia, y no veían otro remedio que la conservación intransigente del absolutismo y la represión por la fuerza de toda innovación. 
Una experiencia, llena de dolor y de sangre, se encargó de reducir ambos extremos. Dolor y sangre en las revoluciones temerarias, que casi siempre terminaron por una regresión al pasado y la pérdida de todos los sacrificios. Dolor y sangre también, aunque disimulados, en los regímenes absolutistas puesto que no era posible ya arrebatarle a los pueblos el ideal de mejoramiento y de propia dignificación con que se habían familiarizado. 
Y en ambos casos una misma inseguridad, igual forcejeo lleno de odios; anarquía manifiesta en las revoluciones, y anarquía latente, aunque no menos angustiosa, bajo el despotismo. 
Por esa vía el espíritu europeo alcanzó en el siglo XIX una de sus más hermosas conquistas espirituales: la tolerancia política. 
No exagero. También la tolerancia religiosa comenzó por ser un hecho, impuesto por crueles disyuntivas; y ha llegado a ser un principio moral superior. Apareció como una simple tregua exterior; y se convirtió después se signo de depuración íntima, unido a las nociones más arraigadas de la agilidad individual y pública; un fanático del siglo XV la hubiera considerado como una claudicación; hoy sentimos que en ella hay más contenido religioso que en la ciega intransigencia con que la pasión humana creía defender la idea de Dios, 
Y la tolerancia política es en resumen sentido político, puesto que la política, en su acepción aristotélica de pacífica convivencia legal, tiene que ser eso: limitación recíproca. 
Según la expresión de nuestro Libertador saber considerar no sólo lo que es justo y lo que es útil, sino también lo que es oportuno. 
Pero la tolerancia política fue, además, un nuevo triunfo de las características fundamentales de la civilización occidental: concepto de que la vida es, a la vez, progreso y orden; disciplina para la acción gradual, adecuada y efec­tiva; capacidad práctica, que supo encontrar frente a las nuevas realidades políticas, un mecanismo eficiente de adaptación progresiva. 
Esas son las conquistas y las condiciones esenciales de la cultura occiden­tal que de nuevo están hoy en peligro.


Este ensayo solo apareció en la primera edición de La interpretación pesimista de la sociología hispanoamericana. Caracas: Coop. De Artes Gráficas, 1938, pp.77-83

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