En el siglo XVI, un joven hombre de letras francés amigo de Montaigne —Etienne de La Boétie— se hizo una pregunta al parecer ingenua pero si bien se mira muy profunda: ¿por qué los miembros de cada sociedad, que son muchos, obedecen a uno (llámesele rey, tirano, dictador, presidente o jefe de cualquier clase)? ¿Por qué aguantan sus órdenes, en lugar de mandarle a paseo o tirarle por la ventana si se pone demasiado pesado? Ningún jefe es tan fuerte, físicamente hablando, como el conjunto de sus súbditos, ni siquiera como cuatro o cinco súbditos echados pa'lante. Entonces... ¿por qué se le respeta y obedece, aunque sea un demente peligroso como Calígula o un incompetente como tantos que hubo, hay y habrá entre quienes mandan a los demás? ¿Es por miedo a sus guardias? Entonces... ¿por qué le obedecen sus guardias? ¿Por la paga? Pero si lo que quieren es dinero ¿por qué no le quitan todo lo que tiene y acabamos de una vez? Y ¿por qué cuando se liquida a Calígula o a cualquier pobre incompetente como Luis XVI sólo es para buscar en seguida otro mandamás no muy distinto?