BTricks

BThemes

viernes, 9 de octubre de 2015

La guerra civil Española IV (La Constituyente)

En ese clima y con esos antecedentes, en junio de 1931 se realizaron elecciones para una Constituyente. Como era de esperarse, republicanos y socialistas obtuvieron una abrumadora mayoría. Aunque las elecciones fueron las más puras y sinceras de la historia de España, en este caso no fue la trampa sino el clima político el que produjo una Asamblea Constituyente desequilibrada con una mayoría que en su euforia se vio afectada de una ceguera histórica total. Por una parte estaban los anarquistas de la CTN-FAI que fieles a su manera de pensar, se negaron a participar en las elecciones y no estaban presentes en la Constituyente, lo cual no los borraba del país. Por otra parte, estaba la iglesia y las congregaciones religiosas y los miles de fieles que a pesar de todo, creían en ellos. Esos tampoco estaban en la Constituyente y ciertamente no estaban aniquilados. Por último, estaban los monárquicos, sin duda desanimados, pero aferrados a la magia del poder real que no podía ser borrada del sentimiento popular por unas grises autoridades republicanas.

Los que tenían el poder en sus manos no lo vieron así. Incurrieron en el mismo error en el cual caen todos los que son súbitamente favorecidos por una mayoría electoral: creer que esta es permanente y que les da la representación de todo el país para hacer lo que ellos creen han sido autorizados para hacer. 

Ignorar la existencia de puntos de vista opuestos a los suyos que aun cuando en ese momento eran minoría, tenían derechos que no podía ser pisoteados.

Los debates constituyentes se hicieron muy intensos y prolongados, desde la primera hora cuando había que definir lo que era España. Por fin después de un mes de debates acordaron un texto: "España es una República democrática de trabajadores de todas clases, organizada en un régimen de libertad y de justicia". Pero una cosa era la letra y otra la sangre. España estaba muy lejos de ser una República democrática, y el esfuerzo por organizarla en un régimen de libertad y justicia desembocaría en la catástrofe de la más cruel guerra civil de su historia.

La Constitución que salió de esa mayoría, hizo lo que había prometido hacer: separo la Iglesia del Estado, autorizo la libertad de cultos, confisco los bienes de la Iglesia y secularizó la educación. Hasta allí estaba bien. Pero eso no fue todo. Con ello y algunas cosas más, se dividió a España en dos bandos enfrentados, cuyo inevitable resultado era una confrontación en la cual la supervivencia de unos solo sería posible con la aniquilación de los otros.

Comparte esta entrada

votar

laparaponeraclavata Copyright © 2011 | Template created by O Pregador | Powered by Blogger