La guerra civil española fue uno de los dramas más espantosos del siglo XX. Como todo hecho histórico de esa magnitud, sus causas son remotas, múltiples y complejas. Una de ellas nos interesa especialmente por lo que de parecido puede tener con situaciones que nos son próximas a los venezolanos desde 1999: La Republica Española, que nació en abril de 1931 sin disparar un tiro, desemboco en la guerra que estallo en julio de 1936 porque creo un sistema que engendro un Estado ingobernable. Sin duda, el camino que trajo a lo que estallo en España en 1936 es largo y complicado, y sin caer en simplificaciones necias, se podría empezar a contar desde 1833, a raíz de la muerte de Fernando VII. Con su estúpida y brutal reacción absolutista este nefasto monarca había matado las esperanzas que había abierto la Constitución de 1812. Esa reacción no pudo apagar el fuego de las ideas liberales que para sobrevivir se refugiaron en el secreto de logias militares. Con Fernando VII murió para siempre el modelo de absolutismo retrogrado, pero la monarquía liberal falsificada que allí se inició, jugó con un parlamentarismo de repostería que cometió errores atroces, produciendo crisis que provocaron pronunciamientos militares, que se hicieron cíclicos hasta 1868 cuando la Reina Isabel II fue al fin destronada.
Después del breve ensayo de una monarquía menos corrompida y más liberal con un monarca extranjero, en 1873 los españoles proclamaron la I República. Con ello se desataron fuerzas oprimidas que emergieron de las catacumbas de la historia con feroz virulencia, las cuales llevaron a la anarquía.
Ello hizo que en 1875 los Generales Pavía y Martínez Campos cancelaran el primer experimento republicano, restauraran a los Borbones e impusieran una Constitución creadora de un modelo de Monarquía constitucional parlamentaria.
J. O.